Los imaginarios topográficos son registros del suelo del taller transferidos sobre papel utilizando gasas, transformados en paisajes imaginados mediante la pintura. Este proceso es una metáfora de la capacidad transformadora del arte. Cada uno de los registros va numerado con las coordenadas del fragmento del suelo del taller de donde se han tomado. En algunos casos los registros se superponen y se llevan parte del lugar y otros registros anteriores.
Estas obras hablan de la relación con el territorio y de compromiso con la cultura valenciana hacia un avance personal y colectivo.